CREO EN LOS SANTOS

23.12.2014 23:30

Creo en los Santos

 

¿Qué si creo en los santos? ¡Claro que sí!

            Creo en los santos patriarcas del Antiguo Testamento: en Enoc, que vivió cerca de Dios que no vio muerte, sino que lo transportó Dios a su gloria. En Noé, que fue hallado perfecto por Dios en medio de una generación depravada. Fue el padre de una nueva raza después del gran diluvio. En Abraham, el padre de la fe y amigo de Dios, el primero que entregó sus diezmos. En Jacob, el que luchó hasta que Dios lo santificó. En José, que venció el odio de sus hermanos amándolos y perdonándolos; venció las tentaciones de la lujuria y sufrió con paciencia las calumnias y la cárcel; que llegó a ser Gobernador de Egipto y salvador de su familia.

            Creo en Moisés, el caudillo de Israel, el hombre manso de Dios, redactor de las leyes divinas y primer escritor de la Biblia. En Josué, el varón esforzado y de fe que guió a su familia, así como a su pueblo, por el verdadero camino de Dios, apartándose de la idolatría.

            Creo en los santos profetas de Dios, en los anteriores y posteriores, en los mayores y en los menores, autores del Antiguo Testamento, que predicaron contra el pecado, llamaron al arrepentimiento, anunciaron la venida de Jesucristo el Salvador y advirtieron sobre el castigo de los culpables que no buscan el perdón de Dios.

            Creo en los santos apóstoles de Jesucristo, que oyeron sus enseñanzas y fueron testigos de sus milagros; lo aceptaron como su Mesías y el Espíritu Santo purificó sus corazones. Creo que predicaron de Jesucristo, que murió crucificado para salvar a los pecadores y que resucitó probando que es Dios. Creo que ellos, inspirados por el Espíritu Santo, escribieron el Nuevo Testamento, junto con San Pablo y el Dr. Lucas. Creo en la doctrina apostólica de un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo, el abogado suficiente del pecador confeso y arrepentido.

            Creo en los santos mártires de la iglesia cristiana, que prefirieron dar la vida en sacrificio antes que negar su fe en el Hijo de Dios y nos dejaron testimonio de que vivieron apartados del pecado y de la idolatría.

            Creo en los millares de Santos, ministros y laicos que a través de la historia humana han dejado una estela de luz por su camino, que gozan ya triunfantes de la beatitud celestial con Cristo.

            Creo en los millares de santos vivientes que por su fe en Jesucristo han sido regenerados y santificados, que viven una vida recta y practican la comunión fraternal, cuyos nombres están escritos en el Libro de la Vida, en el cielo.

            Más aún, creo firmemente y sin reserva alguna en el Santo de los Santos, Jesucristo el Hijo de Dios, nacido según la carne de una virgen santa. Que es “santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos.” (Hebreos 7:26); el santo que murió para perfeccionar la santidad de los creyentes. “Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.” (Hebreos 10:14).

            Creo en los santos porque creo en la experiencia de la entera santificación, real y actual. Creo en la santidad porque creo en el Espíritu Santo que purifica el corazón del pecado innato, por la provisión que Jesucristo hizo con su muerte expiatoria en la cruz. De los primeros cristianos que recibieron la plenitud el Espíritu Santo, San Pedro dijo: “Y Dios que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo (a los gentiles) lo mismo que a nosotros (los judíos); y ninguna diferencia hizo entre nosotros (los judíos) y ellos (los gentiles), purificando por la fe sus corazones” (Hechos 15:7-8).

            ¿Cree usted en los santos? Entonces cree usted en la santidad. ¿Ha buscado esa pureza de corazón que da poder para vivir una vida santa? Lea lo que dice Hebreos 12:14: “Seguid la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”.

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