EL PACTO MATRIMONIAL
El Pacto Matrimonial
Por Jonás Aquino López
Como quiera que sea la ceremonia, civil y/0 religiosa, la Biblia dice que el casamiento es un pacto. Un compromiso y una promesa que se hacen el hombre y la mujer, al momento de unir sus vidas en matrimonio: Malaquís 2:14 Ustedes preguntan: «¿Por qué él no acepta nuestras ofrendas?» Porque el Señor es testigo del pacto matrimonial que cada uno de ustedes hizo con la mujer de su juventud. Pero ustedes la traicionaron aunque era su fiel compañera y esposa legítima (Palabra de Dios para Todos). Dios dice que es testigo del pacto que hacemos al unirnos en matrimonio. Por eso el adulterio quebranta ese compromiso y traiciona al cónyuge. Dios no acepta la adoración del adúltero. Su conciencia está sucia y no la puede hacer con el gozo del cristiano lleno de su Espíritu. El adúltero no puede ser feliz. Quebranta el corazón de su cónyuge y avergüenza a sus hijos.
El ministro de Dios hizo la pregunta: ¿Te conservarás solo para ella mientras los dos, viviereis? Él dijo: Sí. A la misma pregunta ella también dijo: Sí. “La definición de pacto es convenio, trato o una alianza entre partes iguales o igual autoridad. La palabra hebrea "bereeth", usada más frecuentemente en el Antiguo Testamento se refiere a pacto. Esta palabra tiene una connotación de amarrado. Este significado se refiere a un lazo que no puede romperse fácilmente. Nos revela que se tomaba muy en serio por las consecuencias que traían los pactos rotos.”
La misericordia divina ofrece perdón al adúltero o adúltera, si hay un arrepentimiento sincero. Arrepentimiento incluye reconocimiento del pecado, la petición de perdón a Dios y al cónyuge ofendido, y el cambio total, es decir, el abandono completo de la relación adúltera. Hay secuelas que quedarán como parte de la disciplina. Pero habrá restauración de la relación con Dios y con el cónyuge si éste perdona la ofensa. Al cónyuge ofendido se le invita a perdonar y restaurar el compromiso.
Mejor es mantener la fidelidad, evitar o rechazar las tentaciones y mantenerse íntegros. No manchar la dignidad personal, ni arrastrar una imagen negativa, de por vida. No se vuelve a ser la misma persona.
No olvidar el mandato divino: No cometerás adulterio (Éxodo 20:14). Y no olvidar que los adúlteros no heredarán el reino de Dios (1Corintios 6:9), a menos de que se arrepientan sinceramente. Y Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios (Hebreos 13:4).
Guardemos el pacto matrimonial, mantengamos nuestra dignidad limpia, el gozo y la paz interna; seamos un ejemplo para nuestros hijos y un testimonio ante el mundo. Y demos la gloria a nuestro Padre celestial.