El padre también particicpa en la gestación de su hijo
El Padre también Participa en la Gestación de su Hijo
Engendrar, fertilizar, no es la única acción del padre en la formación de sus hijos. Juntamente con su esposa está gestando a su hijo durante el proceso del embarazo. El Dr. D. A. Seamands hace referencia en su libro La Curación de los Recuerdos, de un estudio cuidadosamente controlado que la Dra. Monika Lukesch, de Alemania del Oeste, hizo a 2000 mujeres de su embarazo y el nacimiento de sus bebés. Una de las conclusiones del estudio indicó que la actitud de la madre hacia el niño que está gestando tiene un efecto específico muy importante que determinará lo que será el niño durante su vida futura. La segunda repercusión notable en la vida del niño es la relación que la madre tiene con el esposo durante su embarazo.
Si la madre tiene una actitud de aceptación, de gozo y esperanza para con el embrión, éste nacerá y crecerá sano emocionalmente; al contrario, si la madre se siente frustrada por tener a un hijo indeseado e inesperado y mantiene una actitud de enojo consigo misma o con el padre, deseando abortar, el niño nacerá y crecerá con problemas emocionales que afectarán su vida personal y social.
Aunque la madre tenga una actitud positiva hacia el hijo que lleva en su seno, si hay conflictos entre ella y su esposo, gritos y recriminaciones y aun agresiones físicas de parte del esposo; los enojos, resentimientos, frustraciones, sentimientos de rechazo y de inseguridad en la madre, no solamente afectan su salud emocional y física, sino que afectan la salud física y emocional de su hijo en gestación. Éste nacerá con problemas biológicos y sentimientos negativos, que afectarán su desarrollo normal personal y social.
De aquí la gran responsabilidad del padre de cuidar una relación de armonía con su pareja, no solamente durante el tiempo de la gestación de sus hijos, sino siempre, pues no solo el bebé por nacer, sino todos sus niños necesitan de la armonía de sus padres para su crecimiento con salud emocional. El amor, el cariño, el buen trato y la consideración del esposo para con su mujer son de provecho para el bebé que la esposa está gestando y para toda la familia. La recomendación no es solo para el padre, sino también para la madre, pues los conflictos de la pareja, con frecuencia, vienen por ambas partes.
Es importante aprender a comunicarse. Saber hablar y saber escuchar con una actitud de respeto y humildad. El amor está dispuesto a reconocer nuestros errores y a pedir perdón; lo mismo que a perdonar. El orgullo nos hace arrogantes y crea problemas de relaciones no solo en la pareja, sino en todas las relaciones sociales. Esto trae infelicidad.
Una fuente esencial de sanidad emocional es la regeneración que produce el Espíritu Santo cuando la persona se entrega a Jesucristo. Requiere arrepentimiento de los actos pecaminosos y fe en la gracia perdonadora de Dios (Hechos 3:19; 16:31). Dios nos perdona y nos recibe como hijos suyos y el Espíritu regenera nuestra vida (1ª Juan 1:9; Juan 1:12; 2ª Corintios 5:17); transforma nuestra manera de pensar, de sentir y de actuar. Este es el principio de una nueva vida. Para los que ya son convertidos a Dios el siguiente paso es la purificación del corazón de los impulsos pecaminosos. Es obra del Espíritu Santo, mediante la consagración total del creyente a Dios y la fe en el querer y el poder de Dios.
La experiencia religiosa santifica nuestras actitudes. Sin embargo, en el área de las ideas puede haber divergencias en la pareja. Si no han logrado ponerse de acuerdo en los asuntos importantes, como la educación de los hijos, el manejo de las finanzas, las relaciones con los suegros, el asunto de los celos y otros, deben buscar orientación del pastor o consejero familiar. En esta época agitada llena de presiones debemos desarrollar la cultura de la consejería.
Por amor y por deber, recuerde que usted también, dichoso padre, es responsable de la salud de su hijo en gestación y de su futuro bienestar. Le deseo éxito.