LA ORACIÓN DE UN ANCIANO

20.08.2014 14:41

La Oración de un Anciano

 

            Señor, los años han pasado. El calor del camino de la vida y los traumas de las múltiples batallas libradas tienden a endurecer las fibras del alma. Ayúdame a revivir el espíritu sensible, curioso, receptivo y expectante de la infancia. Que pueda gozarme al apreciar la belleza de cada mañana y en medio del ruido de cada atardecer pueda apreciar el canto de las aves y su mensaje de fe: “Basta al día su propio afán”. Cada vez que las sombras envuelvan la tierra pueda alzar mis ojos hacia las estrellas y adorarte por tu sabiduría y tu poder. Que pueda escuchar el quieto palpitar del corazón de la luna y admirarte por tu refulgente sol. Que aún pueda vibrar mi corazón al contemplar la belleza de cada flor y solazarme en su particular fragancia. Que en cada relámpago que rasga la oscuridad del cielo pueda percibir tu gloria y en cada trueno que cimbra el aire recordar tu majestad. Que no pierda la sensibilidad de la belleza de las montañas (que ya quedan pocas), de los valles con sus ecos, de las llanuras con su policromía, de los sonoros ríos y del imponente mar. Que pueda alabarte mientras escucho el canto del ave y seguir su ondulante vuelo.  Si, Dios, renueva mi corazón como el de un niño: que pueda ir al descanso cada noche con renovada esperanza y pueda ver emocionado tus nuevas misericordias en cada amanecer. Que esté tan absorto en Ti a través de tu creación de tal manera que nada, ni nadie quite la paz de mi espíritu. Siempre emocionado cada vez que piense que al dejar esta bella tierra entraré a experimentar mayores glorias de tu Reino inmarcesible, incontaminado y sempiterno. Gracias bendito Dios por darme un corazón que puede experimentar tu inexplicable presencia. Te adoro Señor, porque al tenerte a Ti, lo tengo todo.

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