¡ M A E S T R O !
Maestro, no traigo dádiva alguna
Para en tus manos ponerla,
No traigo ninguna fortuna
Para con amor a ti ofrecerla.
Solo traigo mi corazón lleno,
Lleno de profunda gratitud,
Gratitud por tu mucho tino,
Para enseñarme con tal virtud.
Reconociendo tu llamado del Señor
Para hacer tal obra con su ayuda,
Muchas tareas te ha dado el Salvador
Pero Él te ayuda sin alguna duda.
Nunca olvidaré la voz de mi Señor
Que me llamó para ser ministro;
Recordaré lo que hizo el Redentor
De educarme por medio de ti, maestro.
Tus alumnos te hacemos sufrir
Tal vez por falta de experiencia
Pero yo he rogado y rogaré por ti
Que el Señor te dé paciencia.
Señor, recompensa Tú a mi maestro
Los favores que por mí ha hecho.
Yo no podré pagarle, lo insisto
En el nombre de nuestro buen Cristo.
15 de mayo de 1952
Puebla de los Ángeles, Puebla