Pecados tolerables
PECADOS TOLERABLES
Jonás Aquino López
No, no que la naturaleza de los pecados a los que me referiré sean tolerables. No, sino que son toleradas por nuestra sociedad. Si las toleramos en otros, con más “razón”, son tolerables para uno mismo. Son criticables los pecados de adulterio, de fornicación, de corrupción, de asaltos, de homicidios, de homosexualismo, de chismes, de narcotráfico y otros que son escandalosos; pero pasamos por alto los pecados del orgullo, de la envidia, de la glotonería, de la mundanalidad en nuestras fiestas, de la deshonestidad del vestido y del egoísmo; los pecados de omisión, como de la indiferencia al dolor ajeno, de la inasistencia a los cultos de oración cuando nuestro horario de trabajo y de estudios no lo impiden, del incumplimiento con nuestros diezmos, de la falta de testimonio a los inconversos, de la impuntualidad y de la falta de compromisos. Los pecados que nos escandalizan generalmente son pecados de la carne, como la borrachera, la inmoralidad sexual, el tabaquismo y la drogadicción; pero pasamos por alto los pecados del espíritu, que no son muy aparentes, son actitudes internas y carnales, como la arrogancia y los que ya mencioné arriba.
Necesitamos un buen ejercicio de autoexamen espiritual a la luz de Mateo 23. Y sea que descubramos que exigimos a otros lo que nosotros no hacemos, que nos gusta exhibirnos en los mejores lugares o que buscamos la alabanza de los demás, que deseamos nos traten con nuestros títulos para vanagloriarnos; que cantamos te adoramos, pero no estamos sumisos a Dios, que no sabemos pedir perdón cuando ofendimos, pero sí exigimos que nos pidan perdón, que damos nuestros diezmos pero no somos compasivos con los pobres, que colamos el mosquito de la doctrina y tragamos el camello de la ética, que somos limpios por fuera y sucios por dentro como los sepulcros blanqueados, que hablamos bien de los héroes bíblicos pero no seguimos su ejemplo.
Por lo cual dice: despiértate tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo. Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cual sea la voluntad de Señor. (Efesios 5:14-18)