Responsabilidad de la Iglesia en el Cuidado Espiritual de su Pastor
Responsabilidad de la Iglesia en el Cuidado Espiritual de su Pastor
El fracaso espiritual de un pastor que cae en el pecado del adulterio o la fornicación, causa dolor moral, vergüenza y desaliento al pastor mismo, a su esposa, a sus hijos, a su familia extendida y a sus feligreses.
Siempre vi la caída de cada pastor como de su exclusiva responsabilidad. Ante la relativa frecuencia de fracasos espirituales de algunos pastores, recién comencé a pensar que la culpa no es exclusivamente del pastor que cae. Son culpables las personas con quienes fracasan y en muchos casos, también su feligresía. Con esto, no estoy exculpando, ni justificando, ni minimizando la culpabilidad a los siervos del Señor que han fracasado.
Quiero llamar la atención a los feligreses, en su deber también de cuidar la vida espiritual de su pastor. Y estas son las razones:
El peligro del poder.
El Pastor, en el ejercicio de su ministerio, está sometido a tensiones y tentaciones. El carisma y la autoridad que gana el pastor que cumple su tarea de ministrar las necesidades espirituales de su feligresía, por medio de la predicación, la visitación y la consejería, propicia que algunos feligreses, y a veces, la iglesia, endiose al pastor. Lo ven, lo tratan, le hablan como un ser extraordinario e inmune al pecado. Casi lo adoran, como los de Listra intentaron sacrificar y venerar a Pablo y Bernabé, como dioses en forma humana. Cuando esta actitud exagerada se da, el pastor tiene la tentación de sentirse dueño de los feligreses, de controlarlos y de abusar de su autoridad. Sutilmente Satanás puede engañarlo con el pensamiento de que su poder y los servicios que ha hecho a sus feligreses les dan ciertos privilegios especiales. Y aquí se abre una puerta a las tentaciones del dinero, del sexo opuesto, del orgullo y del abuso de poder. No olvidemos que la Palabra de Dios advierte: Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el Diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar (1ª Pedro 5:8). Y el Diablo ataca con mayor furia y mayor sutilidad a los siervos del Señor, porque sabe, que destruyendo al líder, desbanda a sus seguidores. El pastor tiene la responsabilidad de estar velando por su propia vida espiritual.
Pero, aquí hay también un punto de responsabilidad de la feligresía. Ame a su pastor, apóyelo, respételo, reconozca su trabajo, pero no lo adore, no lo enaltezca, no exagere sus halagos, no lo endiose. Su pastor es un ser humano, sujeto a tentaciones. No sea usted el instrumento que Satanás va a usar para sembrar en él el orgullo. Al rato abusará de su poder, lo va a lastimar y caerá del pedestal en el que usted lo colocó. Usted feligrés, también es responsable de velar por la salud espiritual de pastor, no olvidando que es humano.
El peligro de la transferencia emocional
Es deber del pastor orientar a su feligresía a través de la consejería. La natural compasión del corazón pastoral lo lleva a la empatía hacia sus feligreses que sufren como los que gozan. Goza con los que se gozan y sufre con los que sufren. La empatía es la capacidad de meterse en los zapatos del otro, es decir, comprender la necesidad, el problema y sentir lo que sufre la persona que le está hablando de su dolor. Cuando el pastor comprende al hermano o hermana sufriente, le muestra su interés al aconsejarlo y aun a actuar en beneficio de su feligrés y orar por él, hay una transferencia de sentimientos. El pastor se duele del dolor de su feligrés y éste siente el amor y el consuelo de su pastor. Esta transferencia emocional, natural, curativa, a la vez es una puerta de tentación, cuando la consejería se da con el sexo opuesto. De aquí que el pastor deba evitar la cercanía y el toque físicos, las palabras compasivas y mantener su propósito de pureza mental.
De ninguna manera estoy insinuando que se evite la consejería. La consejería es parte del ministerio pastoral y necesario para los feligreses. Lo que se debe hacer es evitar un ambiente de mucha intimidad. Como esta aportación es para los feligreses. Recomiendo las siguientes condiciones y precauciones, respecto a la consejería.
La Oficina pastoral. Debe estar en un lugar estratégico. Cerca de la puerta principal del patio del templo, Que sea visible para toda persona al entrar a la propiedad. Lo ideal es que la oficina también esté al alcance de la vista de la vivienda pastoral. Es decir, la oficina pastoral no debe estar escondida. Además, debe tener ventanales grandes y con cristales transparentes, de manera que los que pasan cerca, puedan ver por lo menos al pastor. El feligrés debe estar sentado de tal modo que nadie vea su rostro. Pero deben ser visibles ambos. Esto sirve para tres propósitos: La gente suspicaz puede ver que no hay motivo para dudar de las personas que están en consejería; ayuda a evitar la tentación de acercamiento físico inapropiado; y evita la posibilidad de celos del esposo que padece de inseguridad, así como de la esposa del pastor que padece de celo neurótico. Protege al pastor a la aconsejada, al familiar de la aconsejada, a la esposa del pastor y finalmente a la iglesia.
La dama que busca consejería. Debe ir con la mentalidad de buscar la dirección de Dios para su vida. Puesto que no va para llamar la atención del pastor, sino a buscar la ayuda del siervo de Dios: debe ir vestida decorosamente; debe sentarse con decencia. Si la consulta es sobre problemas íntimos la feligrés debe dar solamente los datos necesarios para que el pastor comprenda su problema, pero no debe dar detalles innecesarios.
Hay casos en los que es necesario que el esposo acompañe a la esposa, la madre a la hija, el padre al hijo. Recomiendo a los varones que acepten acompañar a su esposa o a su hijo, cuando éstos se lo solicitan o cuando el pastor pide que asista en la próxima sesión. Esto habla del interés del pastor de ampliar su ayuda y de su integridad. La solución de muchos problemas de parejas se logra cuando ambos tienen interés.
El peligro de los viajes.
Es importante asistir a las asambleas, convenciones y retiros. A veces los asistentes se quedan más de un día a actividades de varios días. Se debe tener la precaución de que las delegadas o visitantes del sexo femenino anden acompañadas y duerman acompañadas. Cuando el pastor va solo con una delegada se debe tener la precaución de dormir en hoteles diferentes. Se evitan tentaciones, malos pensamientos y suspicacias de los que llegan a saber que pastor y delegada durmieron en el mismo hotel. En lo posible nombren a la esposa de pastor como delegada o apóyenla con gastos para que acompañe a su esposo. Es recomendable que las familias que dan hospedajes, hospeden nada más a parejas, o solo mujeres o solo varones.
Ya me imagino a muchos protestar, diciendo: ¿Para qué tanta desconfianza? ¿Qué no somos cristianos? Somos cristianos y debe haber confianza en nosotros. De quien no hay que confiar es del Diablo, que anda buscando oportunidades para tentar al cristiano o para difamar la Iglesia de Dios. Ningún ser humano es invulnerable a la tentación. Los casos de fracasos de algunos pastores (muy escasos, por cierto) hablan de la importancia de las prevenciones; por otra parte, debemos dar muestras de honestidad y de prudencia.
El peligro del silencio.
Algunas caídas de los siervos de Dios pudieron evitarse. Cuando alguien ha notado mucho acercamiento de una mujer con el pastor o viceversa, se lo cuenta a otra persona, y ésta a otra, y así corre la murmuración y hace mucho daño a los débiles. Daña la imagen del pastor, la imagen de la iglesia y el corazón de la esposa del pastor. Después se sabe y se confirma la caída. Los que lo sospechaban y los que lo supieron y callaron fueron cómplices del pecado, tal vez por encubrir o por no saber cómo actuar. Y a veces tienen el despropósito de decir: “Ya me lo sospechaba”
No sean cómplices del pecado. Los feligreses tienen la responsabilidad de evitar la caída de su pastor cuando ven que se está aproximando. Corra a defenderlo o usted compartirá con la culpa. Le diré qué puede hacer. Primero intensifique la oración por él. No ande contando lo que ve o sospecha. Ármese de amor y de valor y solicite una entrevista con el pastor. Dígale: “pastor, yo lo amo en el amor del Señor y deseo que usted tenga éxito en su ministerio. Con pena, pero con amor, vengo a decirle que he notado lo siguiente”: Y dígale lo que usted ha visto. “No lo estoy acusando de nada. Solamente veo un peligro y me consejo es éste”: Y dele el conejo que usted considera apropiado. No tenga miedo a una reacción negativa o agresiva del pastor. Tampoco tenga miedo de una represalia. Usted puede salvar a su pastor de una caída o si no, usted salva su responsabilidad. Y no debe contar a otras personas lo que fue a decirle al pastor, porque esto sería fanfarronería y difusión de rumor.
Si usted personalmente cree que no sabrá hacerlo bien. Acérquese a un miembro santo, maduro, discreto y sabio; varón o mujer; compártalo con él o ella, con el solo propósito de que le acompañe a platicar con su pastor. Y ambos, guarden discreción.
Segundo. Hable con la mujer que está atrayendo, acercándose o provocando al pastor. Si la mujer está atrayendo al pastor sin que ella lo provoque, pedirle que evite conversar con el pastor, excepto lo necesario por asuntos del trabajo de la iglesia; y siempre en lugar visible; que asista a la iglesia lo más recatada posible. Si la mujer está acercándose demasiado, buscando al pastor por cualquier pretexto, debe hablarle fuertemente, sobre su mal testimonio, de provocar celos a la esposa del pastor, y el peligro de arruinar el matrimonio pastoral. Dígale que puede dañar su propio testimonio y despertar los celos de su marido, si es casada, que se arrepienta de sus intenciones
Tercero. Dos miembros de la Junta o de la iglesia pueden solicitar una entrevista con el Superintendente de Distrito y comunicarle todo lo que saben. Él sabe qué procedimiento seguir y enseñarles lo que deben hacer. Él tomará cartas en el asunto. Examinen que sus intenciones son sanas y no un pretexto para dañar la imagen del pastor o provocar su salida de la iglesia. Si las intenciones no son sanas, el Superintendente o líder distrital, muy probablemente lo descubrirá. Si sus propósitos son santos, no se detengan. También en este caso deben guardar total discreción. Dios bendecirá sus buenas intenciones.
El peligro de la ingenuidad.
No es un llamado a desconfiar de los pastores, porque yo soy pastor también. Pero usted, esposa de pastor, debe confiar en su esposo, pero no debe ser ingenua, ni despreocupada olvidando el lado humano del Siervo de Dios y la sutileza de Satanás. Su esposo puede tener una actitud sana en el desempeño de su ministerio, pero por su posición y su carisma personal, puede haber mujeres atraídas por él, sin que él se lo proponga. Es parte normal de nuestra humanidad que un hombre santo pueda agradarle la presencia y la personalidad de una mujer. Hasta aquí no hay pecado. Pero la presencia agradable puede hacer que se sienta agradable conversar con dicha persona. Si dicha persona lo nota y se siente halagada por caer bien al otro, entonces comienza el proceso de tentación. No necesita usted, esposa de pastor, andar siguiendo a su esposo, ni fisgonearlo, pero debe estar a la expectativa y en forma discreta de cómo se acercan las damas y cómo es su trato hacia él; especialmente de las que por su cargo o sus problemas, buscan su consejo. Si nota algo anormal, debe expresarlo a su esposo, sin el ánimo de acusarlo sino de protegerlo y proteger su imagen, para sugerirle prudencia para con dichas damas. Advierto que no debe acusar a su esposo, ni acusar a dama alguna, sino sencillamente advertirle su temor de un posible peligro. Y cuídese de no ver con mala cara, ni hablar mal de ninguna dama, porque puede equivocarse. Busque consejo con cristianas santas, maduras, sabias y discretas. O si está a su alcance, platique su temor al Superintendente de Distrito. Hay esposas de superintendentes y de pastores, maduras, sabias y discretas que pueden aconsejarla cómo debe responde a esta situación. ¡Cuídese de las inexpertas, carnales y bocas sueltas!
No exija, pero sugiera a su esposo acompañarle cuando tenga que visitar a hermanas solas o a hermanas cuyo esposo es inconverso. En lo posible acompañe a su esposo a las actividades de Distrito que duren más de un día, no por desconfianza a él, sino para proteger su imagen pastoral y no dar lugar a posibles calumnias o sospechas. Porque sucede que cuando una mujer no logra su propósito con un hombre, a veces reaccionan calumniándolo. En estos casos usted será la primera en defenderlo.
¿Y usted, pastor, qué?
Y usted pastor, cuide su devoción personal; recuerde sus votos matrimoniales ante el Señor; no olvide que Dios lo ha llamado para servir a su pueblo, con la Palabra y con el ejemplo; no olvide que el Diablo es muy sutil y estamos expuesto a tentaciones; piense en las consecuencias de una caída en la inmoralidad: afectará tremendamente su vida, su familia y su iglesia. No olvide que vamos a entregarle cuentas al que nos confió el ministerio. No juegue con la tentación, hacerlo ya es el inicio del fracaso. Es peligroso jugar con fuego, recuerde que “la mujer es estopa, el hombre fuego, y el Diablo sopla”. Si usted está en la etapa de la edad crítica, aprenda a reconocer y aceptar la natural decadencia física de los seres vivos. Los pastores somos seres humanos, tan humanos como nuestros feligreses; no somos superhombres, ni supermujer es; también necesitamos consejería de los que saben, por estudio o experiencia. Aprenda a ser humilde y a buscar consejo.
Y por favor, no se enoje con su esposa cuando le expresa sus temores, ni trate de salirse por la tangente. Comprenda a su esposa, escúchela, agradézcale su preocupación por usted. Póngale atención a sus advertencias. Si usted sabe a ciencia cierta (no para evadir su responsabilidad) que su esposa padece de celos neuróticos, con más razón debe tenerle paciencia y procure darle seguridad y lo más pronto posible busque ayuda psicológica para ella y anímela a que acepte recibir dicha ayuda. Reitero, no use este recurso como camuflaje a su posible fracaso espiritual, si es que usted le ha fallado a su esposa y a quienes sirve.
¿Y usted feligrés?
No olvide que su pastor es un ser humano como todos los varones cristianos. La diferencia es que Dios le ha confiado un ministerio sagrado. Su responsabilidad y las tensiones que él sobrelleva son muy fuertes. El ataque más sutil y agresivo de Satanás es hacia aquellos que pelean contra él. Apoye a su pastor en oración y apoye su ministerio. No permita ser instrumento satánico para provocarlo a un fracaso espiritual, ni cerrar sus ojos y su boca y ser un cómplice de su caída.
También los feligreses son responsables de cuidar la vida espiritual de su pastor.
Y usted amado líder distrital
Aprenda a descubrir los síntomas del peligro o del fracaso. Cuando un pastor le está pidiendo y urgiendo un cambio de iglesias, atiéndalo. Dele tiempo y acérquese a él en una actitud de amigo y con propósito de ayudarlo y quizá salvarlo; no con espíritu de juez, listo a investigar y sancionar. Inspírele confianza a ese pastor y dígale que le exprese las razones por que desea un cambio de iglesia cuando su iglesia actual está progresando, que usted se esforzará por comprenderlo y ayudarlo, y actúe en ese espíritu. Si el pastor no tiene suficiente confianza para expresarle sus temores, mi sugerencia es que escuche y atienda su petición urgentemente.
Un pastor solicitó a su superintendente de distrito que lo promoviera a otra iglesia. Lo hizo una y otras veces. El superintendente se negó diciéndole: “¿Por qué, si su iglesia está bien, está creciendo? Usted está trabajando bien, no veo razones para cambiarlo a otra iglesia”. Pasaron algunos meses y el pastor tuvo que renunciar por haber caído en adulterio.
Ponga mucha atención cuando la esposa de un pastor le externa sus temores respecto de su marido. Procure descubrir si esa esposa de pastor sufre de celos neuróticos, si usted no sabe diagnosticar el celo neurótico, busque ayuda de un psicólogo. Si la dama sufre de este problema emocional, procure un tratamiento psicológico para ella.
Si la esposa no ha sufrido de celos neuróticos, sea sensible a la información de ella. Con oración y sabiduría platique con el pastor. Un consejo, una advertencia puede librar a un pastor de un fracaso espiritual. Si el problema de peligro continúa procure el cambio de ese pastor. Quizá pueda ayudar a salvarlo de un fracaso y sus correspondientes consecuencias. La esposa también necesita orientación sobre cómo ayudar a su esposo a conservar su integridad. Ambos juntos necesitan consejería para evitar los conflictos en la pareja.
En sus visitas a las iglesias aparte tiempo para platicar a solas con el pastor (es de vital importancia y es parte de su trabajo). Inspírele confianza y dígale, “pastor, en qué le puedo ayudar espiritual y administrativamente, este es mi tiempo para usted, podemos platicar como amigo; sé que la carga pastoral con frecuencia nos llena de presiones, frustraciones y tentaciones; ¿puedo ayudarlo en algo?” Escúchele, compréndale, léale el consejo de la Palabra, anímele y ore con él o ella. Usted es el pastor de los pastores y cumpla ese ministerio. Sabido es que el estrés no resuelto con tribuye a buscar el desahogo en las experiencias sexuales. Ese pastor tal vez necesite un apoyo de usted ante la Junta de la Iglesia o ante la iglesia misma. Así como los líderes exigen rendimiento del pastor, deben apoyarlo y exigir el apoyo de su feligresía.
Con el apoyo de la Junta Consultora organice retiros espirituales para pastores y busquen oradores que no solo sean intelectuales, sino que han dado testimonio de integridad como esposo y padre. Con el propósito de alimentar espiritualmente a los pastores y prevenir los fracasos espirituales y de relaciones con su Junta e iglesia. Los pastores constantemente estamos dando alimento, pero muy poco recibimos alimento espiritual y sí bastante para el intelecto. La lectura de libros devocionales y la devoción individual son de mucha ayuda, pero necesitamos el milagro de la predicación: la Palabra al hombre a través del hombre en el poder del Espíritu.
En la construcción de un nuevo conjunto templo-salones-casa pastoral, o modificaciones, solicite el apoyo de la Junta de Propiedades del Distrito y la ayuda de un arquitecto para que coloque la oficina pastoral o de la iglesia en un lugar visible, entre el templo y la casa pastoral. Que pueda estar al alcance de la vista de feligreses y la esposa del pastor. Bien orientado, iluminado y con vidrios transparentes en las ventanas.
Pastores, feligreses y líderes denominacionales somos una familia; somos interdependientes; nos necesitamos y nos debemos unos a otros. Cada uno es responsable de su hermano.