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¿QUIÉN ES UN LÍDER PELELE?
El primer significado que dan los diccionarios del término pelele, es: m. “Muñeco de paja o trapo con figura humana que se hace en ocasión de algunas fiestas populares.” Generalmente la figura es de alguna persona a quien mantean (lanzan hacia arriba con una manta o sábana), para burlarse de él. “En la España de los siglos XVIII, XIX e inclusive el siglo XX era el muñeco de paja manteado por un grupo de mujeres en forma de chanza durante los carnavales en Madrid y pueblos adyacentes. El ritual del manteo se sigue repitiendo en nuestras épocas en casi todo occidente como rito de despedida (soltería, egreso, etc) o de iniciación (en una organización, en la escuela, en el ejército)”. Ésta es una característica figurada de las personas comunes o líderes que son manejadas por otras personas. Su significado figurado representa a una persona que es manejado a gusto por la gente. Lo felicita delante de él y se burla por atrás
Otro significado es: “Persona que se deja manejar por otras.” Aplicado al líder pelele es la persona que tiene a otra por encima de él, que lo controla, para que el pelele haga lo que él quiere. Cuando el controlador quiere que se trate a alguien o a una clase de subalternos, como él quiere que sean tratados. Generalmente el controlador del líder ha estado en el puesto antes, y quiere seguir controlando.
Otro significado es: “monigote, espantapájaros, títere”. Una de las funciones de los líderes peleles es asustar y hasta correr a ciertas personas del lugar donde están, porque no las quiere allí, impulsado por su controlador. Son frutos de la envidia
Otro significado: “Persona débil o de poco carácter que se deja manejar por los demás fácilmente” Los líderes peleles no tienen criterio propio por lo que escucha el de los demás. Cuando el líder controlador que está encima o al lado del líder pelele, descubre que este es débil, le es más fácil controlarlo.
Finalmente, se define como pelele a la “Persona simple e inútil.” Va con el siguiente: “Persona sin ninguna condición para enfrentar cualquier situación en la vida”. El líder pelele no logra resolver los problemas de su organización, porque es simple (no razona), los complica y crea otros problemas como consecuencia. Como el dicho: “Le sale el tiro por la culata”.
En resumen, el líder pelele no tiene criterio propio, no tiene suficiente conocimiento de las normas de la organización que “dirige”, ni conoce a la gente o los grupos a su cargo. Tiene un grupo que está a su lado, que lo apoya en sus erradas decisiones, no por falta de sabiduría, sino para ganarse su favor. En una palabra, no tiene capacidad de líder. No es un líder, es un pelele.
El carácter del controlador del líder revela su pequeñez, como tiene complejo de inferioridad, trata de demostrarse grande manejando al débil. Si tuvo y sigue teniendo envidia de otros (que es otro signo de inferioridad), procura seguir tratándolos mal, hacerles daño, interferir en sus éxitos, de forma solapada o sin reales fundamentos.
El grupo, pueblo o personas que pertenecen a la institución que “lidera” el líder pelele, está ciego, porque no conoce al “líder” que eligió, o lo sigue aceptando si otro líder mayor lo nombró. Estoy hablando en el contexto democrático, que supuestamente vivimos.
El líder controlador, ocultando su sentimiento de inferioridad, nunca podrá lograr un sentido de saludable valía, ni será feliz. Mientras que el “líder” controlado, (que también tiene complejo de inferioridad) que se siente endeudado por el que lo controla, seguirá siendo pelele del que lo controla, a menos que alguien se atreva ayudarle a crecer, o él se atreva, humildemente, pedir ayuda.
Líder, seguidor, o persona común, cuando siente problemas emocionales, temor, inseguridad, envidia, resentimiento, odio, angustia, enojo o cualquier otro sentimiento doloroso, debe, humildemente, buscar terapia emocional. Aún el terapista, en algún momento, necesita terapia; el consejero, consejería; el enfermo, médico.
Gracias a Dios, hay una Fuente sanadora, donde podremos hallar salud.
RESPUESTA AL LLAMAMIENTO DE DIOS PARA EL MINISTERIO PASTORAL
¿Desde su perspectiva actual y su experiencia, cuáles serían las causas para que un joven o un adulto a quien Dios está llamando al ministerio pastoral no esté dispuesto escuchar y obedecer el llamado?
El pastorado desprestigiado
La inmoralidad sexual de algunos pastores que se han hecho público, han desprestigiado al cuerpo de pastores. Hoy los jóvenes entran diariamente al internet, y allí hay mucha información de pastores que han cometido inmoralidad sexual. Quizá no quieren ser objetos de burlas de parte de los inconversos o de que sean vistos con sospecha.
Falta de verdadera disciplina de parte de los líderes distritales.
Hay pastores que no se enjuiciaron, pastores a quienes se les hizo un juicio tolerante, pastores que son restaurados sin que hubieran cumplido la disciplina ordenada. Algunos llamados quizá no quieren ser parte de un cuerpo en el que existen pastores indignos.
La facilidad de hacer una carrera que les dará mayores ingresos a la vez que menos compromiso moral.
Quizá prefieren el renombre de una profesión, mayores ingresos económicos y menos compromisos moral, que les haga la vida más fácil.
Las filosofías posmodernas
Las nuevas filosofías materialistas, evolucionistas, relativistas, el nuevo relativismo moral y un ateísmo agresivo contra la fe, pueden poner dudas en los jóvenes, acerca de la seguridad de su fe. No se sienten seguros de fundamentar su fe ante los feligreses de una era materialista.
Si usted pudiera compartirme sus pensamientos a este respecto, se lo agradeceré mucho.
A la vez pudiera ser que sus pensamientos den origen a un nuevo sermón para llamamiento al ministerio pastoral que usted tenga que preparar para predicar próximamente, y entre tanto su servidor puede ampliar también sus razones para animar a los que tienen llamamiento que estén dispuestos a sobreponerse a cualquier obstáculo y obedezcan el llamado de Dios.
Agradezco mucho su respuesta.
¿Se Va a Casar Otra Vez?
Jonás Aquino López
Usted se ha quedado solo o sola y quiere casarse nuevamente. Si ha quedado viudo o viuda, usted está libre, puede casarse nuevamente. Si usted se divorció porque su cónyuge le fue infiel, su divorcio es justificado, puede casarse nuevamente. Si usted está separado o separada de su cónyuge, pero no está divorciado o divorciada, no puede casarse. Si está divorciado o divorciada por cualquiera otra causa, que no sea el adulterio, no puede casarse. En cualquier circunstancia, consulte con su pastor antes de iniciar un noviazgo. No es ético iniciar un noviazgo si no se ha divorciado, cualquiera que sea la causa de la separación.
Si usted es completamente libre, antes de tomar una decisión de casarse considere las siguientes situaciones. ¿La persona con la que desea casarse es totalmente libre? Si es así puede iniciar un noviazgo. Un noviazgo que tome suficiente tiempo para conocerse y no tomar la decisión de casarse sin antes recibir una completa orientación prematrimonial, más amplia y completa que la primera vez que se casó usted, él o ella.
Conteste las siguientes preguntas: ¿él, ella o usted tiene hijos? Alerta, necesitarán doble orientación; un hogar así es más complejo. ¿Ambos tienen hijos? Doble alerta, necesitarán triple orientación, mucha orientación previa. Lidiar con hijos de otro padre o de otra madre es más difícil; medios hermanos juntos en un hogar no es fácil de sobrellevarse. Además, de orientación previa, necesitará consejería constante.
Dios le guíe para tomar una decisión sabia.
Jonás Aquino López
Fui hecho hijo de Dios desde mi adolescencia. En el momento que escuché de su amor, del sacrificio de Cristo por mí, en el momento en que creí en su oferta de salvación y me rendí a Él para siempre (Juan 1:12). En ese momento (12 horas del 3 de abril de 1949) me convertí en receptor de todas las bendiciones de mi Padre celestial. Bendiciones de Dios significan todas las cosas que suplen todas las necesidades del ser humano: espirituales, emocionales, sociales, física y materiales; en ese orden de prioridades.
Desde el momento que acepté a Jesucristo como mi Salvador y Señor, vino a mi corazón con la presencia del Espíritu Santo. Llenó el vacío que las diversiones mundanales no pudieron llenar, porque el vacío del alma tiene la “forma” de Dios: Solo Dios puede llenarlo. Estuve tan satisfecho que nunca más busqué los placeres del mundo, porque ya no los necesitaba.
Saber que soy perdonado de todos mis pecados y ser hijo de Dios, trajo bendiciones emocionales: no más sentimientos de culpa, sino paz interna; sensación de seguridad y esperanza; confianza y amor. Obtuve el privilegio de dirigirme a Dios como mi verdadero Padre: decir “Padre nuestro que estás en los cielos…” cobró un glorioso significado. Desde entonces no más quejas de la gente ante las gentes, sino que le cuento a Él todo lo que me pasa y lo que alguna persona me hace. Él me consuela, me defiende y me enseña cómo debo actuar.
No significa que ya estoy en la gloria, afuera de los traumas y dolores de este mundo. Vivo en este planeta donde las fuerzas del Malo me rodean. Es un estado probatorio que me obliga a crecer en fe, desarrollar amor, practicar la bondad, la mansedumbre y fortalecer la paciencia. Mi Padre lo sabe todo y me da suficiente gracia para vencer todo mal con el bien. Las victorias constantes que Dios me da producen satisfacciones gloriosas. No discuto el misterioso origen del mal en este mundo; acepto su realidad, pero me resguardo en la abundante gracia de mi Padre y creo en la victoria final del bien, cuando el último enemigo, la muerte, será vencida. Esto es esperanza, seguridad y paz interna.
Ser hijo de Dios me dio derecho de pertenecer a su familia, el conjunto de redimidos por la sangre de Jesucristo (Efesios 2:19), y en cierto grado, a la de los ángeles que algunas veces me han acompañado y guardado. Desde ese momento en que recibí a Cristo, Su familia me recibió. Me rodearon, me felicitaron y me animaron. En ese tiempo no se acostumbraban los abrazos y los besos, pero me hicieron sentir su amor. A partir de entonces mi baja autoestima comenzó a desvanecerse. El Padre me amaba, el Hijo me amaba, Su familia me amaba. Comencé a notar cuán importante era, por Dios y para Dios.
Gradualmente comencé a darme cuenta que tengo una gran familia nazarena y en los últimos diez años otras tres denominaciones me han abierto sus brazos de amor. Ahora sé que mi familia se extiende hasta los millones que ya están en el cielo (Hebreos 12:22-23), con los que me relacionaré después. Por ahora me relaciono con los que viven en la tierra. Esta parte de mi familia no es perfecta, como tampoco yo lo soy, en el aspecto práctico. A veces, como les pasa a ustedes, mis bondadosos lectores, alguna que otra persona me ha agredido, mentido, robado, marginado, menospreciado y hasta calumniado. Pero son muy pocas. ¿Por qué lo permite mi Padre? Para que yo crezca. Para que practique el amor, el perdón, la paciencia y la bondad. Para que me goce en el poder de su gracia al concederme victoria sobre el mal. No recuerdo textualmente los versos que leí de un poeta. El pensamiento va más o menos en las siguientes palabras: “Vivir en los cielos con los redimidos, ¡Oh qué gloria! Pero, vivir en la tierra con los santos… ¡Esa es otra historia!” Gracias a Dios, que al purificar el corazón de la carnalidad, nos da poder para amar.
Por supuesto, que no me hago a un lado. Tuve y tengo mi proceso de crecimiento y durante ese tiempo sin duda que ofendí a otros, intencional o no intencionalmente. Cuando la carnalidad no ha sido quitada, se manifiesta en tendencias egoístas, de envidia, rencores, resentimientos orgullo y malos deseos. Pero gracias a Dios por el poder del Espíritu Santo para purificar el corazón. Dios lo hizo en mí el 19 de septiembre de 1955. Tras esa experiencia hubo y hay un largo proceso de maduración. Es posible ofender a otros sin la menor intención por las limitaciones de nuestra mente. Aunque podemos tener un corazón con limpias intenciones, en la práctica podemos equivocarnos y cometer errores. Se debe a que “tenemos este tesoro en vasos de barro”. Cuerpo y mente imperfectos. Si usted es una de las personas que lastimé, favor de perdonarme. Si me lo dice, me hará un favor, porque me servirá para aprender a mejorar mis actos.
Ser hijo de Dios me produce bendiciones físicas. La paz del espíritu contribuye a la salud emocional y a la salud física. El gozo del Señor, la seguridad del amor de Dios, la conciencia de que mi Padre Dios vela por mí, provee un estado de serenidad que disminuye el dolor, retarda la enfermedad y ayuda a la curación, tanto espontánea, como con el tratamiento médico. Cuando por la naturaleza de las últimas consecuencias del pecado en la raza, llegamos a la fase terminal de la vida terrenal, tenemos paz y esperanza. Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas. Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. (2ª Corintios 4:16-5:1). Viene el día cuando Dios transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya (Filipenses 3:21).
Las bendiciones de mi Padre también incluyen bendiciones materiales. Mi padre espera que yo sea diligente. Eso lo honra. Me dio inteligencia y manos para el trabajo. Eso me dignifica. Me dio muchos bienes naturales para cultivar y usar. Me dio dones para producir y transformar. Trabajar y producir satisface mi autorrealización, mantiene mi autoestima. Mi Padre promete bendecirme en la medida que me esfuerzo, usando los recursos que ya me dio. Promete prosperarme y que me irá bien en todo lo que emprenda, si me esfuerzo y sigo sus instrucciones. No sentado y durmiendo. Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas. (Josué 1.8).
Sin embargo, cuando la decadencia física nos impide trabajar, pero lo hicimos cuando tuvimos las capacidades, como es mi caso, mi Padre provee para todas mis necesidades físicas y materiales. No tuve la disciplina de ahorrar en los bancos, ni de invertir en bienes materiales, no tuve esa educación. Felizmente, tuve la oportunidad de invertir en el Banco de Dios: los pobres. Estoy recibiendo los intereses, de parte de Dios. Bueno, Él usa a sus mayordomos. Esta mañana mientras redacto el primer borrador de este artículo (porque no se crean que lo escribo en una sentada), un mayordomo de Dios me trajo una generosa despensa. Hace pocas semanas que lo conocí, él parece que me conocía desde antes, pero algo le dijo mi Padre cuando me vio la última vez. ¡Tengo un Padre maravilloso!
¡Qué maravilloso es Dios! Él nos ama y nos llama. El que no quiere o no cree, es asunto suyo; que no se queje; sufrirá la pérdida de todo lo que el Padre ofrece. Pero el que cree, la que cree, verá la gloria de Dios.
Ser hijo de Dios me da seguridad y paz, en medio de un mundo lleno de odios y violencias.
Si necesita mi ayuda espiritual escriba a jaquinol@hotmail.com.
Significado de la salvación
Jonás Aquino López
El término salvación tiene un significado amplio y uno restringido. En su significado amplio incluye todo lo que Dios realiza para la restauración de la relación del hombre con Dios. Desde la gracia preveniente, hasta la resurrección y la entrada a la gloria de Dios. La gracia preveniente es todo lo que Dios hace para nuestra salvación antes que nosotros aceptemos a Cristo como nuestro Salvador, como la muerte sacrificial de Cristo, el anuncio del evangelio (Desde el Antiguo y el Nuevo Testamentos) a todos los hombres y la obra del Espíritu Santo redarguyendo la conciencia y estimulando la fe y el arrepentimiento.
Luego la salvación en su sentido particular, que incluye la justificación, la regeneración y la adopción, la cual también se llama santificación inicial y primera obra de gracia. La salvación en su sentido particular es presente, continua y futura. Se obtiene por los actos de fe en Jesucristo y arrepentimiento de los pecados, de parte del hombre; se retiene mientras mantenemos la fe y el arrepentimiento, ya que el libre albedrío no se destruye con la salvación, aún tenemos la capacidad de decidir seguir con Cristo o negarle. Por eso San Pablo recomienda: Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor (Filipenses 2:12).
Sigue la entera santificación, la cual también se llama segunda obra de gracia; es la limpieza del corazón de la carnalidad o la tendencia de pecado; se recibe mediante la consagración total del creyente y la fe en la promesa del Espíritu Santo. Después sigue el crecimiento en la gracia, que es el desarrollo en la vida de santidad; y finalmente, la resurrección con cuerpo espiritual, para estar siempre con Cristo.
Pablo Dice que este tesoro de la salvación y la presencia del Espíritu Santo lo tenemos en vasos de barro, es decir, en cuerpos imperfectos, dañados por el pecado. Todavía tendremos enfermedades, dolores y la muerte (2 Corintios 4:6-9). Por causa de las debilidades del cuerpo y con ellas, las imperfecciones de la mente, tenemos algunas imperfecciones involuntarias de carácter, como incumplimientos, equivocaciones, errores, olvidos y malos entendidos. Que debemos, de alguna manera, superarlos, gradual y parcialmente, al crecer en madurez; y por otra parte, comprender las debilidades y flaquezas de los santos.
La perfección del cuerpo vendrá después de la muerte, en la resurrección, cuando Dios nos dará cuerpos espirituales, ya sin las debilidades y limitaciones actuales. Lo que nos permitirá vivir con Cristo en su gloria, permanentemente. Por eso, el tema de la salvación en sentido general, se completa en este momento (1 Corintios 15:42-57; 1 Tesalonicenses 4:13-18).
A los pecadores Dios les hace un llamado al arrepentimiento y la fe en Jesucristo para el perdón de sus pecados: Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio (Hechos 3:19); Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa (Hechos 16:31). A los convertidos Dios es llama a ser fieles hasta la muerte: exhortó a todos a que con propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor (Hechos 11:23).
El fin de la salvación es librarnos de la condenación eterna. ¿Ya decidió recibir la salvación por la fe en Jesucristo? Para más información escriba al autor de este artículo, a jaquinol@hotmail.com
SODOMA ESTA ENTRANDO EN LAS IGLESIAS
Cuatro Denominaciones de los Estados Unidos: Iglesia Luterana, Iglesia Unida de Cristo, Iglesia Episcopal y la Iglesia Presbiteriana, han aprobado aceptar ministros homosexuales. Es la influencia del relativismo, el subjetivismo y el evolucionismo en la hermenéutica de sus líderes. Cada individuo o grupo de personas interpreta la Biblia por sí mismos, de acuerdo a su propia verdad. La Biblia la adaptan a las corrientes filosóficas de este Siglo y no que la Palabra Eterna transforme la mente de los hombres. La palabra de Dios es clara cuando dice: ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los fornicarios, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios (1ª Corintios 6:9-10)
El mandato Bíblico es: No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (Romanos 12:2). “Siglo” significa época y es sinónimo de “mundo”. El dios de este siglo que ha cegado el entendimiento de los incrédulos, también ha logrado cegar el entendimiento de estos líderes: En los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios (2ª Corintios 4:4)
¿Será que estamos entrando en la época de la apostasía previa a la venida de Cristo? (2ª Tesalonicenses 2:1-4).
SOLUCIÓN AL PROBLEMA DE LA VIOLENCIA
Jonás Aquino López
Los delincuentes y viciosos de nuestra sociedad nacieron, crecieron y se formaron en sus hogares; completaron su formación con la influencia de sus profesores. ¿Qué clase de formación recibieron? No es la sociedad la que corrompe a nuestros hijos; somos los padres los que lanzamos a la sociedad, hijos sin valores, sin actitudes de amor; sin respeto ni justicia; nosotros formamos la sociedad. No son los narcotraficantes ni los cantineros los que enferman la sociedad; nuestra juventud creció sin valores éticos, incluyendo los narcotraficantes, los fabricantes de licor y nuestros “mentores”. Y nuestros hijos repiten su irresponsabilidad con los suyos. ¿Qué valores recibirán nuestros nietos si no lo enseñamos a nuestros hijos? ¿Qué valores pueden recibir los estudiantes con la inmensa mayoría de profesores sin valores morales?
Hemos adoptado las filosofías naturalista, nihilista, relativista y hedonista que niegan los valores objetivos y el sentido de la vida; centran todo en el placer. Por comodidad hemos abandonado los valores morales y ahora estamos cosechando la corrupción, la violencia, la impunidad y la inseguridad. Si hemos fallado, no tenemos razón de quejarnos. Queremos y exigimos que las autoridades compongan, no solo lo que descompusimos, sino lo que seguimos descomponiendo. Las autoridades ni siquiera castigar pueden, porque están llenas de corrupción, de aquí la impunidad reinante; menos que eduquen: ¿qué educación pueden dar los que están corrompidos? Más leyes que incrementan el castigo, más policías, más armas poderosas, más aparatos sofisticados de comunicación, mejor técnica de investigación: más corrupción, por falta de valores morales.
Las pocas autoridades bien intencionadas, no acabarán de limpiar la suciedad y quitar el dolor, mientras los padres sigan lanzando hijos sin valores éticos. La solución lo seremos todos, cuando encontremos el camino.
Lo que necesitamos es un cambio desde la raíz. Jesús dijo: Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez (S. Marcos 7.21,22). Lo que necesitamos es volvernos a Dios y permitirle que limpie nuestros corazones; volver a la Sagrada Escritura y practicar sus valores. Porque cínicamente nos hemos quejado ¿dónde está Dios? Después de que lo hemos quitado de nuestra vidas. Queremos que Dios revierta lo que estamos causando con nuestra inercia moral. Hemos perdido nuestro sentido de responsabilidad, con nuestro hedonismo.
Queremos arrastrarnos en el placer y luego nos quejamos por qué Dios permite los resultados de nuestra corrupción. Sembramos vicios y queremos cosechar salud; sembramos mentiras y queremos que sean veraces con nosotros; sembramos robos, cohechos, difamaciones, corrupciones y queremos justicia; producimos basura nauseabunda y queremos cosechar vistosas y fragantes flores. ¿Qué clase de Dios queremos? ¿Uno que cierre los ojos a nuestras rebeliones y que recoja nuestra basura? O un Dios santo que exige y puede darnos rectitud; un Dios que nos libere del pecado.
Escuchemos el llamado de Dios: Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar (Isaías 55.7). Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. Afligíos, y lamentad, llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza (contrición y arrepentimiento). Humillaos delante del Señor, y él os exaltará (Santiago 4.7-10). Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros (Ezequiel 36.26).
Y a los pastores Dios nos dice: A ti, pues, hijo de hombre, te he puesto por atalaya a la casa de Israel, y oirás la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte. Cuando yo dijere al impío: impío, de cierto morirás; si tú no hablares para que se guarde el impío de su camino, el impío morirá por su pecado, pero su sangre yo la demandaré de tu mano. Y si tú avisares al impío de su camino para que se aparte de él, y él no se apartare de su camino, él morirá por su pecado, pero tú libraste tu vida (Ezequiel 33.6-9). Haz obra de evangelista, cumple tu ministerio (2ª Timoteo 4.5).
Por un momento dejemos de ver afuera; examinemos nuestros pensamientos y actitudes; reconozcamos nuestra incapacidad para solucionar los problemas que hemos creado, no Dios; y tomemos el camino de regreso al Dios de amor, que nos está esperando pacientemente.
Comencemos a reunirnos con nuestros hijos para aprender los valores religiosos y éticos de la Palabra de Dios y asistamos toda la familia a la escuela bíblica dominical. ¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra. Con todo mi corazón te he buscado; no me dejes desviarme de tus mandamientos. En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti. (Salmo 119.9-11).
Solo retornando a Dios en contrición y arrepentimiento y retomando los valores bíblicos es cómo podemos comenzar a sanear nuestra sociedad, y evitar que siga aumentando la corrupción y la violencia. Dios nos está esperando con sus brazos abiertos. ¿Qué haremos? ¿Seguir criticando, sin hacer nada y esperar a que otros actúen? ¿O estaremos dispuesto, cada uno, cada una, hacer nuestra parte?
1. Busca la pureza de corazón, la eliminación de los impulsos pecaminosos. El corazón puro produce móviles puros y rectos. Se obtiene por la llenura del Espíritu Santo. Esta llenura se obtiene entregando totalmente la vida a Dios: tu cuerpo, tu mente, tus sentimientos y tu voluntad; tus dones y talentos; lo llamamos entera consagración (Romanos 12:1-2). Dios te tomará y llenará tu corazón con el Espíritu Santo. Además de purificar tu corazón de impulsos pecaminosos, tendrás poder para vivir una vida santa y la iluminación del Espíritu para saber qué hacer ante situaciones difíciles. 2 Tesalonicenses 2:13; Gálatas 5:21-24).
2. En este siglo posmodernista se está haciendo un sobre-énfasis en la tolerancia. Se está entendiendo como tolerancia, el respeto total a lo que piensa y cree toda persona. Si tratas de convertir a un compañero, puede tomarlo como intolerancia de tu parte, porque creerá que estás atacando su manera de creer y de ser, y puede rechazarte. Cuídate de no querer corregir sus creencias o su conducta. La estrategia ahora, es aprovechar la oportunidad, que se da, para contarle lo que ha pasado en tu vida: qué pensabas antes, como era tu conducta y cómo te sentías; cuéntale cómo y por qué llegaste al momento en que decidiste confiar en Jesucristo para recibir la paz de tu corazón; de cómo te sientes ahora y cuáles son tus valores actuales. Cuando termines, dale las gracias por haberte escuchado. Ora, antes, durante y después de dar tu testimonio, que el Espíritu Santo lo use para tocar el corazón de tu compañero. Confirma lo que has dicho con tu conducta. Espera que él reaccione buscando más información. No le digas lo que él debe hacer. Dile lo que dice la Biblia y lo que otros han hecho. Deja que el Espíritu Santo siga trabajando. Mantén en tu mente que no debes atacar sus pensamientos ni su comportamiento. Ser positivo. No lo olvides: No agredir
3. Cuando te encuentres ante una situación difícil y no sabes qué decir o hacer, ora en secreto que el Espíritu Santo te ayude a controlar tus impulsos, aclarar tu pensamiento, actuar con calma. Busca la orientación de tu pastor o de cristianos maduros, que ya pasaron por ese camino y aprendieron cómo responder. Cuando estamos bajo tensión, la mente no piensa con el cien por ciento de claridad, porque la nubla un poco o mucho la emoción que te causa la presión que sufres; necesitas otra mente serena que no está bajo esa presión que te ayude a aclarar la situación. Forma el hábito de buscar consejo.
Tu hermano, Jonás Aquino López
Ven muerte
Por Jonás Aquino López
Un día de estos que dibuja el sol sobre la tierra que revoluciona en el vacío, moriré; o quizá cuando las sombras de la noche permitan ver el titilar de las estrellas. Sé que he de morir.
Quiero morir con la mano en el arado tratando de ahondar el surco sobre el blando o duro corazón, fértil o estéril, exuberante o desértico.
Con el sembrador colgado de mi hombro, regando la semilla de la verdad, sea cuando el deceso llegue.
Quiero que la pelona me encuentre con la hoz en la mano, segando las gavillas maduras; con el trillo desgranando y con el aventador, limpiando de la paja el trigo para el granero del Señor.
Bien que la huesa me sorprenda doblando la espalda sobre las jóvenes plantas, cultivándolas y deshierbándolas para que al espigar produzcan abundantes frutos para el Dueño de la mies.
Sembrando estacas, haciendo las enramadas para que las vides trepen y cubran, adornen e inviten al sediento a probar el jugo de sus dulces uvas. O bien cortando los racimos y pisarlos en el lagar, salpicado de “sangre”, quiero que me halle el seol.
Empuñando la espada con celo y fervor patriótico, luchando con valor y firmeza en el fragor de la batalla. Dando frente al enemigo y nunca la espalda. Atento y obediente a las órdenes del Capitán, quiero fallecer.
¿Partir? Sí. Pero con la pluma en la mano. Deslizando sobre el papel las palabras que fluyen de la mente y el corazón, para que lean los que tienen mente unida al corazón, los que tienen sentimiento unido a la inteligencia.
Cuando quieras, señora de la guadaña, encuéntrame en el estadio del mundo corriendo con la mirada puesta en la meta. Cuando los músculos estén activos o lo hayan estado en su máximo poder. Cuando la fragua del pulmón haya inhalado todo el oxígeno para la combustión.
Si la calavera ha de venir, que sea cuando jadeante pero con firmeza inamovible vaya cuesta arriba, escalando la cima donde el horizonte es más amplio, el panorama más maravilloso, el oxígeno más puro y se va más cerca del sol.
Guadañera, cuando me busques, encuéntrame con las mil bujías encendidas, con el mercurio brillando traspasado con los 120 voltios. Si, brillando, sea en la sala, en el santuario, en la vía pública, o mejor aún, allá en la torre, cuando mis rayos estén penetrando la profundidad de la oscuridad sobre el océano de la vida; cuando la tempestad esté en su furia o haya calma.
Que sea lanzando la red en alta mar al lado derecho de la barca, con fe en la palabra del Maestro cuando me alcance la esquelética segadora.
Con el torno entre mis rodillas y mis manos sobre el barro que gira sobre la rueda, dando forma a la obediente pasta, o queriendo dar forma a la rebelde masa. Sea cuando el corazón se aquiete, los pulmones cesen y las células comiencen a desquiciarse.
Si has de encontrarme algún día, mensajera del averno, no será sino para traerme la noticia de que el cielo me espera y que el arcángel está agregando mi nombre en la lista de los que han de estar presentes en la inmensa asamblea, en el no-espacio y no-tiempo, con el No-Efecto.
Tal como fue publicado en El Heraldo de Santidad, el 1 de noviembre de 1978
Yo soy yo
Jonás Aquino López
Yo es la palabra más pequeña del universo, pero de significado más grande sobre la tierra.
Yo soy yo a diferencia de tú y de todos los demás.
Yo soy persona, que piensa, siente y quiere.
Yo soy el que dice mí, mío, me; mi cuerpo, mi ropa, mi dinero, mis bienes; mi esposa, mis hijos, mis hermanos, mis parientes; mi iglesia, mi ciudad, mi nación; me alegra, me duele.
Yo soy la esencia, el centro de mí mismo, espíritu y alma.
Yo soy también mi cuerpo. Estoy en el centro de mí mismo y en todo mi cuerpo
Yo estoy integrado con mi cuerpo, pero de diferente naturaleza.
Yo puedo separarme de mi cuerpo o mi cuerpo separarse de mí, pero sigo siendo yo.
Yo soy inmortal, en esencia.
Yo, ¿de dónde vine, y tú, y tú, y tú y todos los tús?
Yo soy un ser contingente, pude ser o no ser; por tanto, vengo de un Ser Necesario, absoluto, eterno, personal.
Yo y mi cuerpo soy yo, el yo alma/cuerpo que se relaciona con el mundo exterior.
Yo me extiendo en todo lo que cubre mi cuerpo, sea que esté sobre él o separado. Mi ropa, mi calzado, mi sombrero, mis anteojos. Mi yo físico. Hacerlo mío me agrada; si me lo rasgan o quitan, me duele.
Yo me extiendo en todos los bienes que me pertenecen. Mi yo material. Si me lo dan o lo embellecen, me agrada; si me lo estropean o quitan, me duele.
Yo me extiendo en mi familia. Lo que le hacen a ella, me agrada o me desagrada. Es parte de mí.
Yo me extiendo más, mi casa, mi escuela, mi equipo, mi iglesia, mi Estado, mi nación, mi planeta. Quiero que sean tan buenos como los tuyos. Si ganan, me alegro, grito, brinco, abrazo, me enorgullezco; si pierden, me entristece, me enoja; porque son parte de mí.
Yo también soy tú. Mi padre, mi madre, mi hermano, mi pariente, mi prójimo.
Yo, pues, soy un yo esencial, un yo biológico, un yo físico, un yo material y un yo social. Tú también.
¿Por qué estamos tan desintegrados?
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